15 junio 2006

Más empleos de emergencia

Uno de los factores más importantes generadores de empleo permanente son las industrias nacionales, así como las de exportación. Estas empresas son, justamente, las que en este momento viven una gran zozobra por el futuro incierto.
Es indudable que uno de los problemas estructurales más críticos que afronta el país desde hace por lo menos dos décadas es la baja capacidad de generación de empleo sostenible. La falta de fuentes de trabajo permanentes ha provocado el aumento de los bolsones de pobreza en Bolivia, ha deteriorado la calidad de vida de los bolivianos, ha producido migración campo-ciudad y también hacia el exterior del país, entre los principales factores.
En resumidas cuentas, la ausencia de empleo ha sido una de las debilidades del sistema neoliberal. El neoliberalismo, así como fue manejado en el país, no respondió durante su plena vigencia a la creación de fuentes de empleo alternativas, tras la liberalización del mercado. Por el contrario, contribuyó a la profundización de la pobreza, aumentó la brecha y agrandó, por ejemplo, la economía terciaria, como uno de sus efectos.
Es en ese sentido que, ante los planes gubernamentales que generan empleo, se producen enormes expectativas. Más cuando se trata de empleo inmediato y suficientemente remunerado, acorde con las exigencias mínimas de una familia tipo, en condición de marginalidad o pobreza.
El gobierno del presidente Evo Morales anunció el lanzamiento simultáneo de tres planes que entre sus objetivos fundamentales estará la incorporación de cientos de obreros en obras de inversión pública. Todos los empleos que se crearán en el marco del Programa de Lucha contra la Pobreza y Apoyo a la Inversión Solidaria (Propaís), el Plan Nacional de Empleo de Emergencia (Plane) y el Programa de Empleo Intensivo de El Alto (PIE-El Alto) tienen carácter de emergencia y son sólo eventuales.
La ventaja de este tipo de planes es que, al margen de dotar de fuentes laborales, contribuyen al avance de obras comunitarias en el marco de, justamente, el mantenimiento, el mejoramiento o la construcción de puentes, carreteras o infraestructura básica.
La experiencia de este tipo de empleo en el país ha sido en su mayoría positiva. Se conoce que en algunos casos se han llegado a conformar, incluso, pequeñas empresas comunitarias prestadoras de mano de obra barata que luego se sumaron a los programas de empleo de emergencia.
Ahora bien, el Gobierno pretende ir más allá del carácter eventual de estos empleos y dotarles de una característica permanente en el contexto de la política laboral que estará inscrita en el Plan Nacional de Desarrollo, que será presentado, se dice, en el transcurso de la presente semana.
Se celebran todas las iniciativas gubernamentales para generar fuentes de empleo en el territorio, sin embargo se recuerda que las políticas laborales necesitan de fuertes dosis de congruencia y de iniciativas de largo plazo.
Uno de los factores más importantes generadores de empleo permanente son las industrias nacionales, así como las de exportación, porque, como es sabido, éstas requieren de mucha mano de obra. Estas empresas son, justamente, las que en este momento viven una gran zozobra, por la inseguridad en los mercados actuales y por el futuro incierto hasta el momento.
Cuando de políticas laborales se trata, la lección en Bolivia es que se debe apostar por iniciativas coherentes y durables.
La Razón